<<<<----SIGUE DE
El sol desaparecía en el poniente, cuando en el lejano horizonte se divisó una nube negra que se acercaba a una gran velocidad. Venia directamente hacia el sitio donde la gran montaña de arena se encontraba, se trataba de Huracán, hijo del viento y de la lluvia, hermano de la brisa. Había divisado con su aguda vista el gran montículo de arena que el Hacedor de montañas elaborara y se dirigía a el con su habitual disposición de desbaratarlo. Como podrán adivinar Huracán era quien por mandato de su padre, constantemente aplanaba el desierto.
Y fue así que esta veloz nube negra alcanzo su objetivo y materializandose en una gran ave con plumajes negros y brillantes, mostraba orgullosa un grueso y afilado pico y dos potentes garras, figura terrible que nos recuerda a las águilas de hoy en día, cuyo origen también es el viento.
Huracán finalmente se poso a los pies de la gran montaña, con la idea de soplar por medio de sus potentes alas para hacer desplomarse, el nuevo montículo que su obstinado tío había creado nuevamente. Se preparaba para llevar a cabo su cometido cuando de pronto sintió que algo se enganchaba de sus piernas, haciéndolo perder el equilibrio y caer de bruces sobre la arena. Mientras trataba de incorporarse nuevamente, se percató de que la causa de su caída era un pequeño arbusto que con sus ramas mantenía cautiva a la gran Águila negra, esto era una de las cosas mas extrañas que el hijo de el viento pudiera recordar, nunca había visto ningún tipo de árbol en aquellas latitudes del desierto. Pero Huracán se sobrepuso a su sorpresa y decidió arrancar de raíz al pequeño problema. La gran Águila hubiera cumplido sus terribles intenciones, si no fuera porque de repente un zumbido comenzó a perturbarle los oídos y un objeto pequeño pero tan rápido como el viento, comenzó a picar su cuerpo sin dejarse ver, hasta que finalmente, Huracán descubrió que un pequeño pajarillo era la causa de la nueva molestia. Alzó su poderoso pico dispuesto a dar una estocada mortal a la pequeña molestia; cuando inesperadamente una gran cantidad de arena lo golpeó en el rostro cegándole la vista y alarmado ante el sometimiento en el que se encontraba, huyó tomando nuevamente la forma del viento y rapidamente se perdió en el horizonte.
El Hacedor de montañas no cabía en si por el jubilo, finalmente una de sus creaciones sobrevivría al menos una noche mas a los embates de Huracán y todo gracias a sus nuevos amigos que lo apoyaron en esta ocasión.
-Eso los hará pensar dos veces antes de volver a atacar a alguna de mis obras –dijo con una voz serena-. No existe forma de expresar el agradecimiento que siento por la ayuda que me han prestado el día de hoy, aun mas me gustaría poder acompañarlos. Pero en estos momentos apremia el que comience a construir mas montañas ahora que llevo ventaja sobre los hijos del viento, esos devastadores de nuestra tierra.
Y continuo diciendo-. Sin embargo podré aligerar su camino, dándoles paso a una senda mas corta pero al mismo tiempo peligrosa, que ahora que conozco su valor considero no significará ningún problema para ambos.
De pronto una gran cueva se abrió a los pies de la montaña y el Hacedor de montañas continuó
-Este túnel es la entrada al reino de la Tierra, mi madre, si lo siguen sin desviarse por ningún motivo, llegaran a los pies de las montañas de piedra, donde el Gran valle se encuentra, vayan seguros y recuerden no hacer caso a lo que los pequeños espíritus del subsuelo les digan, pues solo serán engaños para desviarlos de su curso.
Los dos valientes hermanos se internaron en el túnel y determinados por el objetivo de salvar a sus seres queridos, comenzaron a recorrerlo sin descanso.
Difícil fue el caminar de ambos, la oscuridad reinaba bajo el subsuelo y conforme se internaban en sus profundices, comenzaron a observar luces danzantes de todos colores que los confundían con sus constantes giros, nuestros amigos no lo sabían pero estas luces no podían ser mas que Nunchez, espíritus elementales de la creación, que en ese entonces podían encontrarse en muchos sitios y que cuando descansan toman forma de hermosas perlas; en las que si uno es agudo de vista, se pueden observar sus sueños, que nos narran la historia de el mundo. Hay quienes dicen que cuando desaparezcan todos ellos, el mundo llegara a su fin pues nadie quedara para recordarlo.
Pero los Nunchez son juguetones por naturaleza y gustan de gastarle bromas a quien se les atraviese y mas si es extraño para ellos. Saben leer los pensamientos y pueden proyectar imágenes que tengamos en ellos.
Huitzol fue el primero en ceder a sus embrujos, de pronto vio como una entrada a otra cueva se abrió frente a el y un hermoso claro con una gran laguna rodeada de árboles floridos, tan hermosos como Xacara su madre, se presentaba ante sus ojos, por un segundo pensó que aquella visión pudiera ser la casa de las aguas y entusiasmado voló veloz al encuentro de esa hermosa imagen, pero su vuelo fue detenido cuando atravesando la imagen se impacto contra la sólida pared del túnel en que se encontraban, las luces danzantes se escondieron y miles de risas acabaron con el silencio del subsuelo. El colibrí aun no se explicaba lo que había sucedido, cuando distintas imágenes se les mostraron por todas partes, una salida nuevamente hacia el desierto se revelo frente a sus ojos, una imagen de el Gran bosque fue la que mas afecto a los dos hermanos, pues se les revelaba el mayor de sus temores, al ver su hogar convertido en un cementerio con todos los habitantes deshidratados por la ausencia de el agua. Los hijos de Xacara cedieron al tormento que los traviesos Nunchez les mostraban por medio de terribles imágenes y tal vez no hubieran salido de este suplicio si no fuera por que Huitzol escondiéndose bajo su hoja plateada, hallo ahí al brillante Omazan que producía una hermosa luz aun encontrándose bajo el subsuelo. El colibrí lo tomo con su pico y sacándolo fuera de la protección de su hoja, el Omazan quedo al descubierto. La luz que este producía inundo el túnel y las imágenes de los nuches se disolvieron haciendo notar el camino a seguir a los hijos de Xacara. Huitzol levanto el vuelo y con la brillante semilla en su pico guió a su hermano iluminando el interminable túnel. Los Nunchez no conocían algo mas hermoso que el Omazan y extasiados los seguían para ver mas de cerca al prodigio, no era la maldad sino la inocencia lo que los conducía a hacer travesuras, pero el Omazan los tranquilizó, desde aquel momento se congraciaron con todos los habitantes del bosque y siempre recordaron el paso de la mágica semilla por el subsuelo, hasta el final de los días.
Finalmente nuestros dos amigos alcanzaron la salida de el túnel y contemplaron frente a ellos, alzarse airosas las mas grandes estructuras que hubieran visto en su vida, pareciera que no tuvieran cima desde la perspectiva en que ellos se encontraban. La aventura de cruzar las montañas que encerraban al Gran valle, les aparecía como una hazaña imposible, pues ni siquiera Huitzol con su capacidad de vuelo podía volar tan alto. Pero no se desanimaron pues recordaron la historia que el Hacedor de montañas contara sobre la entrada que mucho tiempo atrás había fabricado para el viento.
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domingo, junio 25, 2006
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