martes, abril 18, 2006

"eL vEnAdO Y eL cOLIbRI", 8va parte

<<<<----SIGUE DE

Los dos hijos de Xacara permanecieron callados, pues no entendían la pregunta que la gran boca de arena les hacia. Entonces el extraño ser volvió a hablar diciendo: -¡Díganle a mi hermano y a su hijo Huracán, que esta noche no podrán derribar mi montaña!, pues la puse sobre una base de piedra sólida y ahora ¡Retírense!, antes de que me decida a devorarlos a ambos.
No todos los días uno escucha una voz poderosa que amenaza con devorarnos, es por esta que razón que Huitzol alarmado voló hasta tener de frente a la gran boca -¡¿Devorarnos?!. ¡Nos confundes, Oh gran señor! -dijo el colibrí-. Ignoramos quien sea vuestro hermano, pues nos encontramos tan solo en la búsqueda de el Gran valle y creímos por un segundo que este gran montículo de arena que ahora proteges, era una de la las legendarias montaña que encierran al lugar, donde se encuentra la casa de las aguas.
La enorme boca se estremeció nuevamente, dejando caer partículas de arena.
–Yo soy el hacedor de montañas –dijo-. Construí en otro tiempo, la casa de las aguas a petición de mi madre la tierra, como regalo de compromiso para mi hermana la lluvia. Lejos se encuentran de su destino –continuó-. Mas me conforta el saber que no son aliados del viento, terrible destructor de la tierra que junto a su hijo Huracán, aplanan la tierra buscando que nada ni nadie pueda detener su paso.
-¡En verdad lo que cuentas es terrible, Gran hacedor de montañas!. –dijo Amatl y continuo-. Nosotros mismos hemos sufrido los estragos del viento, pues venimos de el Gran bosque viejo, donde la ausencia de la lluvia hace morir a nuestros padres y hermanos. Por eso buscamos las montañas, pues llegar a el Gran valle es nuestra ultima esperanza.
-Quisiera guiarlos yo mismo –dijo agitándose el gran montículo de arena.- Pero mi labor es hacer montañas y temo que si faltara a esta obligación, el ímpetu destructivo de el viento, causaría peores estragos al Gran bosque. Pues permitiría que el viento y su hijo circularan libremente por el gran desierto de arena blanca.
-¡Nada en el mundo quisiéramos mas que tu poderosa compañía! –dijo Huitzol.- Pero agradeceríamos, nos indicaras como llegar a las grandes montañas y finalmente al valle donde se encuentra la casa de las aguas.
-Difícil es en verdad la meta que desean alcanzar –dijo el Hacedor de Montañas-. Pero alcanzo a ver un fuego que los impulsa a continuar y nada de lo que yo les cuente los hará desistir. Seguid el camino del sol, que diario desaparece en el poniente, en el transcurso de tres días divisaran las montañas de el Gran Valle. Muy altas e imponentes son estas montañas, por lo que les será difícil atravesarlas. Están hechas de piedra sólida, la cual moldee con una llama de fuego imperecedero que aun subsiste ahí en el valle, pero mala fue la hora en que cedí al ruego de mi hermana la Lluvia y construí una entrada para que el viento pudiera visitarla, pues cuando el viento descubrió las propiedades de aquella poderosa flama, la utilizo para devastar la tierra y crear este Gran desierto de arena blanca.
Los dos hijos de Xacara sintieron una honda tristeza al escuchar la historia que la gran boca les narraba y puesto que habían caminado sin parar durante demasiado tiempo decidieron, decidieron esperar que llegara la noche, al abrigo de la sombra de aquella montaña de arena blanca.

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