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jueves, marzo 03, 2005

"eL vEnAdO Y eL cOLIbRI", 2da parte

<<<---SIGUE DE

Sucedió también que algunas de estas flores que conservaron la esencia de la brisa, quisieron ser libres por lo cual desarrollaron alas y volaron; sin embargo a menudo regresaban a las ramas de Xacara o a las de otros de los hijos de Ahuetl y fue así como nacieron las aves pequeñas de hermosos colores que vemos anidar y trinar en las copas de los árboles. De todos los hijos de Xacara, como se les llamaba entonces a las aves y pajarillos de hermosos colores, el mas querido por todos, fue Huitzol, el colibrí, con su espigado pico y su plumaje aguamarina, fue rápidamente reconocido por todos en el bosque; el mismo Ahuetl se alegraba cuado Huitzol, decidía posarse en su ramaje y la lluvia procuraba no derramar sus aguas cuando Huitzol volaba, pues siempre llevaba alegría y hermosas noticias a quienes visitaba, razón por la que aun se considere un buen augurio ser visitado por alguno de sus descendientes, los colibríes.
También era sabido que, de todos los habitantes del Gran bosque, Huitzol hizo especial amistad con un pequeño árbol, llamado Amatl, el cual sufría por no haber podido ser tan alto como sus hermanos, además de no ostentar hermosas flores y tener muy pocas hojas en su ramaje, a pesar de ser también descendiente de la unión de Xacara con la brisa; por lo cual se pudiera decir que el y Huitzol eran hermanos y en verdad así es como se llamaban entre ellos. Pero la vida de Amatl no era tan desdichada, pues a pesar de que lo afligía su apariencia, poseía una virtud que ninguno de sus hermanos árboles tenían, ni tampoco alguno de los demás hijos de Ahuetl si quiera imaginaba, la brisa le había otorgado la movilidad y podía mover su ramaje a voluntad y es así que Amatl en su vanidad recogía flores con sus ramas para parecerse a sus hermanos, aunque con el tiempo estas se secaran y cayeran de nuevamente.

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