Después de la calma, cuando nacieron las tierras y los cielos, los lagos y los mares.
El creador y el formador, en sus dos pensamientos, crearon a Ahuetl, el árbol, el cual tuvo muchos hijos que brotaron de sus raíces subterráneas que se expendían hacia todos lados y así es que fue creado el Gran bosque. Entonces el creador y el formador pensaron, vieron y creyeron, seria bueno que la lluvia viviera ahí, el viento quiso acompañarla pero los hijos de Ahuetl se lo impidieron pues el viento lastimaba sus troncos y secaba la tierra. Aunque a la brisa, quien era hijo del viento y la lluvia, le cedieron el paso, fue gran amigo de los hijos de Ahuetl y jugaba con ellos y con sus hojas.
Pero el viento seguía enojado y desgarro la tierra a su paso y ordeno erosionar las montañas hasta hacerlas llano, se llevo el agua lejos, hizo que el bosque de Ahuetl y sus hijos quedaran solos, cual oasis en un desierto de arena blanca; pero el bosque sobrevivió puesto que la lluvia vivía en el y la brisa ocasionalmente llevaba agua que depositaba en un rocío de hermosas perlas diminutas, de esta forma calmaba la sed de sus amigos.
Mucho tiempo vivió el bosque en esta situación y cierto día que la brisa paseaba regando su rocío en las hojas de los fuertes árboles y los pétalos de las delicadas flores, se encontró de pronto con un claro en el bosque tapizado de hermosas flores y en el centro de tan bello jardín, un hermoso árbol que con un fino tallo blanco crecía hacia el cielo y que con miles de pequeñas hojas de un verde claro, al recibir los rayos de sol, resplandecía con un hermoso brillo dorado. La brisa ante semejante visión, decidió bailar y comenzó a hacerlo a través del claro, bailó entorno de los árboles mas cercanos, danzo entre sus copas, sin un rumbo fijo, volvió al centro del claro y decidido se acercó al hermoso árbol, y dio vueltas danzando en torno a su fino y espigado tronco, acariciando suavemente su ramas lo hizo bailar también y aquel árbol que no era otro que Xacara, la hija mas querida de Ahuetl, se dejo llevar por la brisa en una delicada melodía, compuesta por el dulce silbar del aire entre sus ramas y el rítmico crujir de el fuerte pero delgado tronco. Fue entonces que la brisa en un impulso tomo del suelo todas las flores que pudo y transportándolas dulcemente las deposito cual corona, la visión fue en verdad maravillosa y se cuenta desde entonces que todos los árboles floreados son producto de esta unión entre la brisa y Xacara, el hermoso árbol; y bien se dice, pues desde entonces las flores permanecieron en ella, no marchitaron y su belleza se incremento.
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martes, marzo 01, 2005
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