viernes, octubre 24, 2008



Bien pues una vez más estoy participando en el concurso mensual de Alberto Chimal y página Las Historias, que hoy está completamente renovada y además festeja su tercer aniversario en la red.

El planteamiento para los que no lo conocen es ver la imagen y escribir una historia breve de unos cuantos renglones que nos inspire la foto.

El último dia para participar es hoy 24 de octubre, y después entramos a un periodo de decisión que culmina el último día del mes cuando se elige al ganador. Alberto decide quien gana pero sus opiniones pueden ayudarle, por este motivo los invito a entrar al Foro, leer las historias y si consideran que la mía merece ganar dejar una opinión con su voto, el cual les agradeceré.

En fin les dejo aqui de cualquier forma el cuento que surgió de la foto que ven arriba, que es con la que estoy participando:

EL JARDIN DE LAS DELICIAS.
por m A m E

A Geranio Dalia se le aceitó el pistilo de titanio tan solo de ver su plato servido, un exquisito bípedo, rosado, bañado en jalea, con su corazón aun latiendo. Geranio encorvó su frio tallo y recogió sus pétalos metálicos, para olfatear su cena, mientras Pepe su fiel mascota, sentado en su vientre, se sujetaba de su cuello para observar entusiasmado a su amo degustar su exquisito platillo.

-Se lo que piensas Pepe -dijo la robótica planta- que eres afortunado por no ser de la clase de bípedos que me gusta comer. Y tienes razón no apreciaría con mis estambres y filamentos, tus gruesas carnes. Yo las prefiero delgadas, para así tener libre acceso a los jugos que guardan los cuerpos, jaleas reales que ni las más perfeccionistas ciberabejas siderales han soñado nunca.

Dicho lo último, Geranio estiró una de sus hojas de metaluminio y descubrió la gasa que cubría el cuello de su bípedo, abrió su pistilo y estiró sus estambres, se preparaba para engullirlo a través de su estigma, pero algo llamó su atención.

-¿Pero qué es esto, Pepe? ¡Que desagradable!

Pepe se alteró refunfuñando

-Mesera, mesera -llamó Geranio Dalia
-Llamó el caballero –se acercó rápidamente una rosa electrónica.
-Hay un Chip en mi humano
-Ohh, ahora mismo se lo cambio, disculpe cualquier inconveniente –dijo la rosa, mientras levantaba el platillo apurada.
Al llegar a la cocina, la rosa electrónica gritó al cocinero –Loto, Loto, que te he dicho, ya no traigas humanos de Norteamérica, cada vez es mas difícil sacarle todos los microchips, este es el tercero que nos regresan en la semana -y esto último lo dijo azotando el plato.

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